Los pingüinos son animales que generalmente forman parejas de por vida, si bien parece que la hembra es la que decide seguir o no seguir, cada nueva temporada de reproducción. El trabajo que el macho, primero en arribar a la playa en septiembre, haya realizado en el reacondicionamiento del nido que dejaron en marzo es decisivo. Su pareja llegará días después deseosa de encontrar el hogar confortable, factor determinante para que la hembra opte por quedarse con su media naranja.
Eligen zonas aledañas a la costa, internandose varios cientos de metros en la estepa, para realizar sus nidos y reacondicionarlos en cada temporada debajo de algún arbusto o de lugares mas abiertos. Con sus patas escarban un pozo, tomando descanso cada algunos minutos, para continuar otro tiempo después. Tardan varias horas en realizar el nido y días en acondicionarlo. Buscan plumas sueltas y ramitas para crear un colchón donde apoyarse de panza y empollar los huevos.
Una vez aclarado este detalle, el trato entre ellos es muy amoroso, en esta etapa del ciclo vital. Las caricias que se hacen con sus alas o el golpeteo que realizan con sus picos es conmovedor, muchas veces es desencadenante de un encuentro amoroso en la playa, sin pudor alguno.
Pero no todo es color de rosa en las pigüineras, existen situaciones que generan peleas de Pingüinos, un comporamiento que se puede observar a menudo entre mediados y fines de octubre. Los motivos básicos son disputas por las plumas, ramas y otros objetos que usan en el acondicionamiento del nido, también puede originarse una pelea por diferencias limítrofes y defensa del territorio. Estos pingüinos, dueños de un pico terminado en forma de gancho en punta, en este intercambio de picotazos puede terminar, alguno de ellos con heridas, o incluso con la muerte, sobre todo si el perdedor no se retira a tiempo.