Los pingüinos son aves perfectamente adaptadas a la vida acuática marina dentro de bajas temperaturas. Por tal motivo la forma de su cuerpo es hidrodinámica, moldeado para un mejor desplazamiento en el agua.
El pico de los pingüinos es achatado en los laterales, muy fuerte, largo y curvo en su extremo. Estas características, hacen que sea una excelente herramienta para apresar peces y convertirlo en alimento. Como otras aves, el interior de su pico está adaptado para poder regurgitar el alimento transportado para sus crías. En el paladar y la lengua posee cerdas especiales, cuya disposición favorece el avance del alimento capturado hacia el esófago y evita que la presa se escape.
Las alas de los pingüinos son aplanadas, fuertes y cortas. En el agua su desplazamiento es un vuelo marino, pero no les permite volar por los aires. Dentro de esta morfología, el hueso del torax o esternón es muy duro fundamental para los saltos al agua que realizan de alturas respetables.
Logran una velocidad de hasta 12 kilómetros por hora que le permiten, utilizando sus patas como timón, realizar maravillosas y rápidas acrobacias, tan necesarias para poder atrapar los peces que comerá y también poder huir de sus predadores. Puede recorrer un máximo de 170 km por día. Ese es el motivo por el cual le dedica tanto tiempo a asicalar sus plumas. Trabajan permanentemente en su mantenimiento. Esta ave marina, tiene una glándula muy cercana a la parte superior de la cola, llamada glándula uropigia, donde muchos ejemplares tienen un manchón de plumas blancas, de allí saca con su pico un aceite impermeabilizante que aplica en su plumaje con mucha paciencia, logrando impermeabilizar su flamante traje. El solo pensar que 5 meses seguidos vivirán en alta mar, sin salir a tierra firme, recorriendo el oceano Atántico hasta la zona de Rio de Janeiro Brasil, nos hace pensar que ese plumaje es un verdadero traje de buceo.