Los Flamencos, son animales muy salvajes, la presencia humana los ahuyenta fácilmente. Por eso si le gusta la fotografía, tómese su tiempo y sea paciente, o limítese a no espantarlos. La mejor forma de fotografiarlos es esperarlos en un lugar, camuflados, ya apostados cuando la marea está subiendo, momento en el que ellos se acercan caminando al compás de la marea. Un buen lugar son los tamariscos costeros. Ese trabajo lo realizamos fotógrafos profesionales que vivimos en la zona y lo intentamos una y otra vez, porque no es fácil hacer una buena foto de estas ariscas aves.
Los Flamencos no están para nada humanizados, viven en estado totalmente salvajes, y por lo tanto son muy huidizos. Recuerde que Península Valdés es una Gran Maternidad y necesita respeto y que minimicemos nuestro propio impacto. Piense que ya son 300.000 turistas que al año visitan Península y se ve afectado por nuestra humana voracidad. Ayude a concientizar con su propio ejemplo.
REPRODUCCIÓN: Los flamencos son aves monógamas. Antes de la formación de la pareja, machos y hembras se reúnen en grupos de hasta 150 individuos, y realizan la denominada “marcha nupcial”. Todos, en conjunto, con los cuellos extendidos hacia arriba, mueven enérgicamente la cabeza de un lado a otro y marcha en un solo sentido. Acompaña a la marcha un graznido ronco y fuerte del todo el grupo. Posteriormente se produce la formación de parejas. Semanas después, comienza la nidificación, los flamencos forman colonias de cría que se caracterizan por congregar a miles de individuos. El nido generalmente es de barro, en forma de cono truncado, con una depresión en el centro, con lugar para el único huevo que pondrá la hembra.
Luego de 30 días de incubación compartida entre ambos padres, las crías nacen con plumaje blanco y el pico recto, tomando la forma corva de los adultos según van creciendo. Después de una semana o más días de vida, los pichones se reúnen en creches o parvadas de hasta miles de individuos que permanecen juntos, vigilados por algunos adultos. Luego de algunas semanas, los pichones ya han cambiado de aspecto. El color del plumaje se ha vuelto gris y las patas negras, y el pico se va curvando hasta parecerse a los de los padres. Las parvadas se mantienen unidas hasta los tres meses de vida, momento en los juveniles están en condiciones de valerse por sus propios medios.