Las poblaciones costeras de lobos marinos fueron severamente afectadas por las grandes matanzas realizadas para obtener su cuero y su grasa. Sólo en Península Valdés se mataron entre 1917 y 1953 más de 260.000 animales. Durante el mismo lapso el total de animales faenados en la Argentina superó el medio millón. A lo largo del siglo pasado se fue reglamentando la actividad y en 1953 se prohibió la caza de lobo marino de un pelo. Hoy, a más de sesenta años de haberse suspendido la cacerías, se estimó la población total de Península Valdés en 20.000 animales, una cifra que en otras épocas se eliminaba en menos de una temporada de faenamiento. Las personas que se dedicaban a la caza de lobos marinos eran conocidos como loberos o foqueros. Mataban a los animales de una forma cruenta: con largos y pesados mazos de madera los golpeaban en la cabeza y la trompa hasta lograr su muerte.